lunes, julio 11, 2005



vayan vayan

ahistaremos

martes, febrero 01, 2005

La noche en que el poeta fue a un café
Roberto Navarro

Se que tu nombre es Carlos
tu cuerpo sobre la banca
a tu costado derecho
una mujer joven y bella
empuja la espalda de su pequeño
quien vuela
el sol soba tu cráneo cansado
deja el trabajo detrás del mostrador
deja la oficina
es un fantasma
mero instrumento para tu alma
que desconoce fronteras
tu conciencia es eterna
ola que devasta las paredes concretas
es aquí
en la distancia
entre mi pluma y tu libro
sabes
lo sabes
que éstas palabras impresas
emergieron de una conciencia como la tuya
no de un alma hermana
no de un ser como tu
a penas nos parecemos
estoy frente a la libreta
en la mesa un cigarro moribundo
una taza vacía
un libro que se resiste
un teléfono móvil
es horrible
en su monstruosidad
a pesar de sus brazos torcidos
de su rostro ampollado
tiende un puente entre mi amada y yo
se que tu nombre es Carlos
tus cabellos claros
tu mirada esquiva
tus manos trémulas
tus pies cansados
tus zapatos sandalias de mendigo
y aquí estas
sin olores hermosos
sin gustos refinados
entre la joven madre
mis palabras
el trabajo
la casa
y el dinero
buscas un hogar
te repito
ignoro dónde está la luz
en la oscuridad te acompaño

sábado, enero 22, 2005

Tú todas las puertas, yo no.
Adrián Saénz

Creo que una vez mas te has ido.
Haz cruzado el marco hacia donde yo me pierdo.

Un paso al frente es un paso a nada parte.
Soy ahora,
las gafas sobre el buró
del ciego muerto.
Soy,
sin mano la pluma de un poeta,
porque la mano
trae una pala,
ahora;
cava
para sí una tumba.

Has de cruzar tú todos los días todas las puertas,
hacia donde yo
no,
yo
me pierdo.

miércoles, octubre 06, 2004

Oda marcial
por F. Pessoa (uno de sus heterónimos, pero Nefi no recuerda cual)(una disculpa a Pessoa por la fe de erratas. gracias)

Innúmero río sin agua, sólo gente y cosas
¡pavorosamente sin agua!
Suenan tambores lejanos en mi oído
Y no sé si veo el río o si oigo los tambores,
¡cómo si no pudiera oír y ver al mismo tiempo!
¡Helahoho! ¡Helahoho!
La máquina de coser de la pobre viuda,
a machetazos muerta...
Cosía por la tarde, indeterminadamente.
La mesa donde jugaban los viejos.
Todo mezclado,
todo mezclado con cuerpos, con sangres,
todo un río, una sola ola, un sólo arrastrado horror.
¡Helahoho! ¡Helahoho!
Desenterré el tren de hojalata del niño,
pisoteado en medio del camino,
y lloré como todas las madres del mundo
sobre el horror de la vida.
Mis pies panteístas tropezaron
en la máquina de la viuda a machetazos muerta,
y aquel pobre instrumento de paz
hundió una lanza en su corazón.
Sí, yo era el culpable de todo,
el soldado —todos-los-soldados—
Que había matado, violado, quemado y destrozado.
Era yo, y mi vergüenza y mi remordimiento,
con su sombra disforme,
recorren todo el mundo, como Asuero;
pero detrás de mis pasos
suenan pasos con la dimensión del Infinito.
Y un repentino pavor físico
de encontrar a Dios me hace cerrar los ojos.
Cristo absurdo de la expiación
de todos los crímenes y todas las violencias,
Llevo yerta la cruz dentro de mí,
y me abrasa y desgarra,
y todo me duele en el alma,
extensa como un Universo.
Arrebaté el pobre juguete
de las manos del niño, y le azoté.
Sus ojos asustados de hijo mío
que tal vez tendré y al que matarán también,
me pidieron, sin saber cómo,
toda la piedad por todos.
En el cuarto de la vieja
descolgué el retrato del hijo y lo rompí.
La vieja, aterrada, lloró y no hizo nada...
De pronto sentí que era mi madre,
y el soplo de Dios me recorrió la espina dorsal.
Destrocé la máquina de coser de la viuda pobre.
La viuda lloraba en un rincón sin pensar en la máquina.
¿Habrá otro mundo
en el que yo haya de tener una hija que enviude
y sufra todo eso?
Ordené, ya capitán,
fusilar a los campesinos trémulos.
Y dejé violar a las hijas de todos los padres
atados a árboles.
Ahora veo que todo sucedió en mi corazón,
Y todo abrasa y sofoca,
y no me puedo mover sin que todo sea lo mismo.
¡Dios tenga piedad de mí, que no la he tenido de nadie!

jueves, diciembre 05, 2002

.

sábado, noviembre 23, 2002

Las altas distancias
Rosella Di Paolo (Lima, Perú)

Si yo escribo tu nombre en la arena
y tú escribes mi nombre en la arena
pero en otra playa
es que hemos descuidado las cosas
hemos dejado crecer el mar como hierba mala
y habrá que arrancarlo con cuidado
hasta allanar la arena de esa playa
donde puedas escribir mi nombre y rozar el dedo
que está escribiendo el tuyo despacito.

jueves, noviembre 14, 2002

En la pared de una Kz lager*
Janos Pilinszky
Traducción: Raúl Rincón


Donde has caído estás.
De todo el universo este es tu sitio.
Justo aquí.
Lo has hecho tuyo.

El campo te evade.
Casa, molino, álamo,
cada cosa lucha por librarse de ti
como si mutara al vacío.

Hoy eres tú quien permanece.
¿Te cegamos? Continúas observándonos.
¿Te robamos? Te enriqueciste
Mudo, sin habla, testificas en contra nuestra.

(*campo de concentración)

sábado, octubre 26, 2002

Por Mayra Luna

Porque has encontrado en la revelación de la palabra
el mismo muro que revela la sombra

Ya nada está dicho

Ni los grandes espacios
cubiertos de flores verdes y cantos unísonos
se muestran benevolentes a la razón.

Hay un manto azul que cubre las espinas
y en la mano extendida
vestigio de sangre
muestra la marca
el infinito hueco envuelve esta noche.

Ya no escucharás mi boca
ni sus dientes
y en la cara marchita de cuatro soledades
un suspiro
arroja fortaleza que sin miedo, ni asombro
encuentro en el vacío.

Hay un ojo que mira.
Es grande
y se encuentra abrumado por vidas que se quiebran
por quien no le conoce y le nombra.

Camino sobre hielo
y en una esquina oscura
-más oscura que la femoral-
brilla una mano
se tiende con labios muy pintados,
no es hembra, no es mano
es la respuesta que entre pasos y humo
incógnita se escapa.

Permite que te hable
permite que el arroyo fluya por tus venas
y en los campanarios
resuenen los silencios
Me escuchas?

La voz permeable regresa
los latidos del agua resbalan por mi cuello
hoy la luna amarilla
es un gran epitafio con luces de neón
y de la roca que es hoy tu cabecera
cae tu nombre
(No es tu nombre
son los residuos de este cigarro negro
que aceniza mi tiempo)

La palabra resuena
hoy se viste de cadenas y rejas
en su prisión sonora nacen los recuerdos
y entre las oraciones
como holocausto eleva
una queja.
No haberte conocido
se teje en nuestro cuerpo
y en gota
de ojo falso
te alejas.

viernes, octubre 25, 2002

.

viernes, octubre 18, 2002

ljkdjlkdfd kdjlsdfj

jueves, octubre 10, 2002

parece que ya!

sábado, septiembre 28, 2002

aquí van unos de tere

Sin título
Teresa López

Un talle largo soporta cosas
a través de los brazos

uñas recomidas
vestigios de cinco puntadas
. anillos.

Un talle largo se tensa
y ajusta los hombros
porque estás cerca, porque estás.

Un talle largo no sabe
cuánto le guarda un secreto.

Entre análisis y diagnóstico
Teresa López

A veces la ciudad se mide
en habitantes por beso cuadrado
A veces la ciudad se multiplica
discontínua insaciable
A veces la ciudad se teje
edades/ sexo/ ocupación básica

A veces la ciudad enormemente
...aunque menos que la espera.

sábado, septiembre 07, 2002

La ventana

una nube
atravieza la ventana
esta noche
decenas de poetas
se congregan
tras una mesa de ojos fijos
graves
palabras en micrófono
tragos de agua
y de saliva

una nube
atravieza la ventana
el cielo duerme
aquí brillan los espejos
las gafas

si nos vieran las oscuras calles,
si sus ojos descifraran las palabras
si las nubes...

pero ahora llueve
sobre el asfalto los techos
los cuerpos que serían los nuestros
si este cielo húmedo
no nos resguardara
de nuestras palabras

Qué queda tras esta ventana
si la nube se ha ido,
si el silencio de esta sala,
si la lluvia...?

jueves, agosto 15, 2002

Poema invitado (colaboración de E. Zavala):
Retrato de sombras

Hans Magnus Ensenzberger

pinto la nieve
pinto asiduo
pinto a plomo
con un gran pincel
sobre esta blanca pagina
la nieve

pinto la tierra
pinto la sombra
de la tierra, la noche
no duermo

pinto
toda la noche
cae la nieve
a plomo asidua
sobre lo que pinto
una gran sombra
cae
sobre mi retrato de sombras
en esta sombra
pinto
con el gran pincel
de la noche
asiduo
una diminuta sombra

miércoles, agosto 07, 2002

Bluemyn
(versiones en inglés y español)
Marisol Sánchez

Dinner time
the menu has your name on it
your cooking, libido in the grill
this gigant's breath
breakes the torax
my speciality, caboob of rejection
to drink, a cup of probability
dessert, flan with caramel

*****
Hora de cenar
el menu lleva tu nombre
cocinas líbido a las brasas
este aliento de gigante
desquebraja el tórax
mi especialidad, brocheta de rechazo
bebida, una taza de probabilidad
de postre flan con caramelo

Poema invitado (colaboración de Enrique Zavala):
Arboles

Alfred J. Kilmer

Nunca veré un poema
tan bello como un árbol.

Al seno de la tierra
hambrienta boca opresa;

elevados sus brazos
en oración a Dios;

en verano, las aves
anidan su pelo;

reposa en él la nieve;
convive con la lluvia.

Locos hacemos versos:
Sólo Dios hace un árbol.

martes, julio 30, 2002

...

miércoles, julio 24, 2002

Anfiteatro
Roberto Navarro

¿Un alma come de esta carne?
En la mesa de disección
el sol tiende al cuerpo.
¿Un alma devorada?

Sólo aquel de ojos furtivos
músculos secos
piel púrpura,
solo,
aquel que es carroña
conoce al verbo

Poema invitado:
De Odas de Ricardo Reis

Fernando Pessoa

Antes que nosotros por las mismas arboledas
pasaba el viento, cuando había viento
y las hojas no se movían
de modo diferente al de hoy.

En vano nos agitamos y pasamos.
No hacemos más ruido en lo que existe
que las hojas de los árboles
o los pasos del viento.

Tratemos pues con abandono asiduo
entregar nuestro esfuerzo a la Naturaleza
y no querer más vida
que la de los árboles verdes.

Inútilmente parecemos grandes.
Excepto nosotros nada en el mundo
saluda nuestra grandeza
ni sin querer nos sirve.

Si aquí, junto al mar, mi huella
en la arena el mar con olas tres la borra,
¿Qué hará en la otra playa
donde el mar es Saturno?

domingo, julio 14, 2002

Poema invitado:
Sin título (versión editada, a petición del autor)

Enrique Zavala

Lo extraño que se ve
el mundo aveces
desde aquí,
tras las ventanas
que sostiene el cuello:
los colores de la ciudad
cenizas plateadas,
las caras de gratitud
las de pusilanime inconformidad,
son un incendio permanente.
Una programación diaria
y gratuita.

***
Teresa López

No es corta la vida.
No es, no.
Testigo son la lengua estos zapatos
los celos de color
los celos sin color.

Entre muelas y mejilla
revienta en mi cebolla, acomodándose.

No es corta. Ni larga.
Contenida está en el desodorante
en la espuma y el plato entre mis dedos
o en la falda larga
que ocultó la rotura de la media.

jueves, julio 11, 2002

Poema invitado:
De El libro de las horas

Rainer María Rilke

Tú, suelo que se oscurece, soportas pacientemente los muros.
Y quizá permites a las ciudades que duren una hora más,
concedes aún dos horas a las iglesias y monasterios solitarios,
y dejas cinco horas más de fatiga a todos los redimidos
y contemplas durante otras siete horas el trabajo cotidiano del labrador:

Antes de volver a ser bosque y agua y prolífica tierra silvestre
en la hora de la angustia incomprensible
cuando exijas a todas las cosas
que devuelvan tu imagen incompleta.

Dame un poco más de tiempo: quiero amar las cosas como nadie,
hasta que todas se hagan dignas de tí y vastas.
Sólo quiero siete días, siete
en los que nadie haya escrito aún,
siete páginas de soledad.

A quien des el libro las abarque;
quedarás encorvado sobre las hojas.
A no ser que le tengas en tus manos
para escribir tú mismo.

Sesuda conclusión
Paty Blake

He pensado
que urge conocernos
cruzar la bruma
ciegos, no importa,
descomponernos
acortar el enmedio
de tajo,
saltarnos pasos
protocolarios

no me importa
si prefieres café o té,
o si tus ojos combinan con tu camisa,
no importa, lo que urge es conocernos:

no acostumbro
besar el ombligo
de un extraño

martes, julio 09, 2002

Hoja
Camelia García

Supe eras una hoja
porque te mecías verde, después amarilla
amarrada al dedo del brazo del tronco
hasta que caíste un día

La Canaria
(A Roberto Navarro)
Miguel Angel Quivira

Tembloroso
se me cuelga el mundo
en la corbata de lana:
catarata de ovejas con rayas negras.

El sueño sube la expectativa
como papel al filo de la repisa.

Margarita, la vecina, sale a dar de comer a sus canarios.
Sus canarios muerden el sueño y crecen
imparables como hembra,
que amarilla y aplastante
viola a los jovencitos
en las noches de sus ansias.
Jóvenes que levantan gritillos magros
de rebelión con ve chica
y sin acento de ningún tipo.
Ningún tipo sabe parafrasear
estas líneas que son las enaguas
del inventor de los lagos.

Somos vigas que sostienen
las planicies del orbe,
somos lámparas expuestas
a que se nos cuelgue la Canaria
y se nos caiga el mundo, la corbata, las ovejas
sobre su cuerpo en la desgracia.

Ascención
Adrián Saénz

Abrí los ojos como quería
como boca de lobo
y en tu lugar entró
una noche caleidoscópica
le llamé mi noche

También
(con el vaho hipnótico de su polifonía)
me hice abrir el corazón
desde la orilla sin límite del último hueso
hasta el orden puro de la locura
y en tu lugar entró
un ángel
alado con la voz de las estrellas

He ascendido

Bajo mis pies
la armonía extiende su raíz
y el infinito tiene la estatura
de mis antiguos cadáveres.

Hojas del árbol
(para el Elías)
Teresa López

Mírate:
las palabras son los ojos del árbol
ante las hojas vacías de los hombres.

Tarde fría
Gilberto Zúñiga

En la ciudad se pierde el nombre, la voz.
Desaparecen en silencio
uno a uno nuestros padres.
No hay quien los recuerde,
lo que hicieron sus brazos
se borra en las fachadas.
En la tarde camino, veo
al viejo puente derrumbado
tomo una piedra pero no hay nadie
contra quien lanzarla.
Bajo el concreto yace
la bicicleta que nos llevaba a ojos cerrados,
es la ciudad que ahora crece en el paisaje interno.
El día tarda en calentarse,
solo en la oscuridad pulsa
un centímetro bajo la piel
me hospeda
y guarda para ti los ojos.
Mi cuerpo muere por fuera
más en las tardes frías,
zozobran las hojas en la estación.
El hacedor de los inviernos
nos deshoja
aún por dentro
y en todo movimiento
¿en dónde quedaremos esparcidos?
¿cuándo, quién regresará la voz?

Solo cruza la frontera
el cadáver en el río del migrante
nada
que declarar
bajo un mismo cielo y el sol.


lunes, julio 08, 2002

Hoy viernes 10 pm
Miguel Angel Quivira

¿Qué puedo decir?
Hoy viernes 10 pm, cigarro encendido,
cuerpo sobre el catre, un petate
¿Qué más da, qué intentan decir estos detalles?
ese Sol al otro lado del mundo
alumbrando a chinos, mongoles, etcétera.
Pongo etcétera pues me importa
una chingada
que ellos reciban el Sol para su arroz
o su ganado.

A veces,
te levantas triste y no despides
el desquiciado sueño
dejado en un paquete bajo la almohada,
el limonero, en la ventana,
es Dios resucitado de la histeria.
Solo despides un aroma, pestilencia
imperceptible; y esto no le importa
ni a chinos ni a mongoles
¿Para qué la historia, el drama, el nombre?
-¿Cómo estás?
-Buenos días
-Hasta mañana

Apaguen la máquina.

Las historias de amor son fraudes baratos
para poetas de mi talla.
Vuelves al círculo de los espejos,
mendigante con manos juntas
esperando el maná.

Pero el amor no se mancha,
como el rumiado vómito
lingüístico, lleno de lodo,
avispas sobre tu
vértebra,
tu pilar,
tu columna.

El amor solo lo pasas
de boca en boca
en un secreto de saliva.

Estoy en off
Roberto Navarro

Estoy en off.
En esta noche y no en otra,
sereno como máquina apagada.
La escucho escribir sobre el pizarrón
con su risa real,
la que todos oyen y sólo a mi exalta.

Si no fuera yo esta máquina que vive,
no me conmoviera su risa,
la risa que nadie más escucha
y hago mía mientras golpea
con gis amarillo
esta noche
que es la única noche.

jueves, julio 04, 2002

Cumpleaños
Mayra Luna

Se han ido
Tras su pasos
el silencio
En los vasos llenos
la risa
En el cenicero
el día
que no veremos.

Ahora todo es basura
platos sucios
palabras
sombras con olor a humo
en las cortinas.

Tiro la ceniza
Barro la noche
La soledad
tiembla en mis huesos.

¿Fueron reales las voces
que caminan
sobre mi cabeza?

lunes, julio 01, 2002

Contemplación
Josué Peñaloza

En el fondo soy un campirano
me gusta sentarme
a la sombra de un árbol
respirar, perderme en remolinos internos
en la claridad del agua
escuchar el aire
ver a lo lejos la ciudad esfumarse
en sus cortinas de humo
desaparecerla
que sus líneas punzantes no hieran más a mis ojos
de caricias la mirada prolonga
las femeninas líneas del campo

En el fondo soy un campirano
me gusta sentarme
a la sombra de un árbol

Un hombre fuma su cansancio
Paty Blake

Un hombre fuma su cansancio
bien entrada la noche
lejos de la calle, de sí mismo

una barra sostiene la cerveza
su recuerdo
el tedio
amarrado en los ojos
fuma
se arrepiente
de su almohada fría
de las arrugas en sus manos
y del silencio
denso humo

se rasca la cabeza
un trago y sonríe
con la sonrisa grande
de los que beben
la hora feliz
hasta el fondo de los vasos

fuma su cansancio
se consumen sus ganas

sus brazos

lejos

el choque de los vasos
la cita
el sombrero

algo se despega del cuerpo

para esas cenizas no hay cenicero


Érase la hora, entonces, acordada
Adrián Saénz

Érase la hora, entonces, acordada
y ahí donde parí el amor con su demonio
la habitación para el encuentro.

Cerré la puerta.

Platos hondos, la decisión servida
el hastío, ni decirlo, hasta el tope de los vasos.

De afuera
quise última la luz en mis ojos
Abrí la cortina.

Abrí la cortina como una sonrisa:
dos pensamientos
y la muchacha libre,
que llevo dentro, al aire como una moneda,
mostróme la flor: sus labios el firmamento.

En ese instante
dejé de besar
la boca
del revólver.

La calle en ruinas
Axayácatl Casco C.

La calle en ruinas
se funde
con tu cuerpo
Tu mano extendida
recibe del sol su primera limosna
esa mano habla por ti
acaricia tu cadáver

Risa, colores, tiempo
se pudren en tu mirada
algunas monedas la reviven
otras le devuelven la fé
abrazando la espera
que como este infierno
el cielo tampoco sea imaginario

Caminas encorvada
por tu tristeza
cantemplando la ciudad
que conformó tu rostro
la agonía de tus pasos
detestándote a ti misma
a tu propia paciencia

miércoles, junio 19, 2002

El comienzo
Ariadna Sánchez

Ella comió cacahuates
mandarinas, guayabas,
tejocotes
... a kilos


Como si fuera una
brincó, golpeó y cantó.
Hizo mover mis pies
con el tierno encanto
de quien espera una vida.

Así empezó todo:
con esa mujer pequeña
que en invierno rompió una piñata
y recogió una niña.

Escena (Fábula sin recursos)
Teresa López

Hay demasiada felicidad en mi bosque
maldice el viejo Gárgamed
Qué femenino, pienso.

Recuerdo mi casa;
a las mujeres de mi casa;
a la única mujer de mi casa.

Y disfruto las palabras
Y disfrazo las palabras
para no ofender a mi madre.
O mejor dicho, para no asustarla.

No puedo soportarlo
Le dice al gato, su ayudante
Al que no duda de su amo
Al que fielmente se chinga

Tendré que hacer un plan.

Por dentro
Marisol Sánchez

No se puede vivir adentro
voy a la Guerra
cada vez que quiero
poseer lo que es mio

Soy dueña de mi imperio
te creo
eres mi niña de espiral

Cinco veces he muerto
animales heridos gimen, escapan
¡Ten cuidado!
Cada vez que muero la madre sufre
Agonizo por dentro

Descubrir el miedo
Camelia García

Descubrir el miedo
A perder la vista

A morir por un calor intenso

A perder la saliva entre los besos

Miedo al miedo tremendo
De ser lanzada al mar
En caja de madera
Con bolsa de pequeños cosméticos

lunes, junio 17, 2002

Año Mil (después de la era de Cristo)
Josué Peñaloza

Ciudadano de sagrado
mundo científico
sintoniza matemáticamente
en el dia de la festividad del Sol y de la Luna
el minuto de tu purificación

Tú, sacerdote del culto al Solsticio
canta los himnos
para que en tu calendario
la tecnología sea un mito cultural

Tú, ancestral Minotauro
que en tu celeste pirámide astronómica
festejas el rito del misterioso velo,
tras el cual,
las almas son exiliadas con herejes ritos,.
Canta tus letanías, para que
ese lugar mítico,
la Atlántida simbólica
de la vida en el cosmos, no se hunda;
como un poema
donde las diosas estelares
atraviesan en su carruaje
el portal de la razón.

Tú, Ciudadano del sagrado
mundo científico
Sintoniza
tu mundo científico.


miércoles, junio 12, 2002

Tarde
Paty Blake

abordas el vehículo
después de quince minutos
parado en la banqueta
sería tarde para llegar a casa
si alguien te esperara
piensas
mientras cierras la puerta
y abres la ventana

el aire te golpea
en el único taxi
que transita a esas horas

lunes, junio 10, 2002

poemas del taller de poesía